jueves, 8 de diciembre de 2011

El despertar de las gárgolas

Año: 2009
Título original: Rise of the Gargoyles
Director: Bill Corcoran
Intérpretes: Eric Balfour, Caroline Néron, Justin Salinger, Ifan Huw Dafydd, Nick Mancuso, Tanya Clarke, Constantin Barbulescu, Gabriel Spahiu

De qué va
El protagonista de esta película se nos presenta como un profesor americano que da clase en París. Yo tengo serias dudas sobre que este pollo sea profesor. Al principio, sí, sale dando clase y tal, pero después nos dicen que es experto en arquitectura antigua o algo así y de que ha escrito un libro muy malo. Tan malo, tan malo, que se ha tenido que ir de su país para venir a dar clase al tercer mundo, a Europa. Que digo yo que, si se quiere quedar en su país, trabajo seguro que encontrará, ya sea picando zanjas o vendiendo perritos calientes.
Resulta que una amiga le habla de una iglesia que tiene unas gárgolas realmente curiosas y que unos obreros (van a echar abajo la iglesia) han muerto al encontrar unas cámaras subterráneas (yo no lo llamaría cripta, más bien es un sótano con muchos pasillos y más mierda que el palo de un gallinero). Y para allá que van. De noche. Que digo yo que la mejor hora para ver una iglesia y sus subterráneos es de noche, claro. Eso sí, van bien pertrechados con linternas, cámaras de fotos, de vídeo y demás. Además, la chica va en tacones, lo ideal para ver sótanos oscuros, criptas, catacumbas o como las queramos llamar.
En ese sótano, él, cámara en ristre, consigue filmar algo que le asusta y le hace tirar el aparato, que se rompe y ella coge unas piedras que parecen una mezcla de nuez gigante y zurullo, y que brillan de noche (más tarde nos enteramos que son huevos de gárgola).
Esa noche, cuando la chica se va a acostar, es atacada por la gárgola, que hace por fin su aparición arrancándole la cabeza a la chavala de un manotazo. Un apunte: aunque la película se titule El despertar de las gárgolas, sólo aparece un bicho de éstos en toda la película. Quizá la tenían que haber titulado El despertar de la gárgola.
Es un bicharrajo muy feo que vuela. No se parece en nada a los entrañables personajes que aparecían en la serie de dibujos animados de Disney Gargoyles, de la que yo era un acérrimo seguidor, aparte de lo típico de estas criaturas, que vuelan, que se convierten en piedra durante el día y que tienen una extraordinaria fuerza.
Hay un policía que cree que el protagonista es el asesino (las huellas de garras no le hacen sospechar lo contrario) y que muere porque se lleva, como prueba, uno de los huevos de gárgola y en cuanto el bicho lo localiza, se lo lleva volando (no se le ve morir, y por eso, esperamos que aparezca más adelante, algo típico en estas producciones, pero no volvemos a saber de él).
El protagonista acude a una periodista de la tele experta en fenómenos extraños, algo así como el Iker Jiménez, pero con las tetas gordas, llevando la cámara rota a ver si se puede sacar algo. Es el cámara quien consigue sacar una instantánea de una especie de bicho con alas.
Entonces deciden encaminarse a la iglesia, donde encuentran un cura que está como un rebaño de cabras y que es como un Rambo con alzacuellos.
Entre los cuatro consiguen, primero destruir los huevos (llevan una luz estroboscópica o ultravioleta para convertirlos en piedra y aplastarlos) y luego reventar la iglesia con la gárgola dentro. No se la ve morir, pero todos sabemos que ha muerto porque empiezan a salir las letras de los créditos.

Índice de cutrerío
Empecemos con los actores. El más famoso de la película es Eric Balfour. Le he visto hace poco en Skyline, esa peli sobre invasiones extraterrestres. En esa película ya me pareció bastante mal actor, pero es que en ésta roza el ridículo. Y qué decir del resto de los actores. A mí, personalmente, el único que me cayó simpático es el cámara de televisión, ya que tanto la rubia tetona como el cura… ¿qué decir? que no estudiaron precisamente en el Actor’s Studio.
Los efectos especiales son los que te esperas en este tipo de producciones para televisión (sí, es una película para televisión), o sea, hechos con mi viejo MSX.
Pero lo peor (además de Balfour) es el guión. No hay por dónde meterle mano. Las situaciones son tan grotescas que solamente provocan risa.
La película es una producción del canal Syfy dentro de su sello Maneater, una serie de películas caracterizadas ser “películas de monstruos”. Todas ellas de ínfimo presupuesto, alguna cara conocida y con algún animal mutado, extraterrestre o animal mitológico con predisposición para alimentarse de humanos. Títulos tan pintorescos como El ataque del dragón (Wyvern, 2009), La ira de la bestia (Grizzly Rage, 2007) o Yeti. La Maldición del Demonio Blanco (Yeti: Curse of the Snow Demon, 2008), y así hasta un total de 25 hasta la fecha, son algunos de los que componen esta serie.

Conclusión
Una mierda pinchada en un palo. Últimamente he visto películas con distintos seres mitológicos como trolls (Proyecto: Troll Hunter), ogros (El ogro) y gárgolas (El despertar de las gárgolas). La primera me pareció una obra maestra, la segunda una película del montón (de estiércol, claro) y la última, mala, malísima.


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