lunes, 31 de octubre de 2011

Ghoulies

Año: 1985
Título original: Ghoulies
Director: Luca Bercovici
Intérpretes: Peter Liapis, Lisa Pelikan, Scott Thomson, Ralph Seymour, Mariska Hargitay, Keith Joe Dick, David Dayan, Victoria Catlin

De qué va
En un viejo caserón se está celebrando una ceremonia. En ella participa un tío vestido con un sayo blanco y un tocado con cuernos de carnero y otra gente también con sayos y capuchas. También hay unos bichejos (yo deduzco que son los ghoulies del título, pero esta palabra, como tal, no se pronuncia en toda la película). Hay varios de estos bichos, y que saldrán durante toda la película: uno pelón y con la boca muy grande, otro con cara de rata, otro que parece un murciélago sin alas y otro que parece un murciélago con alas, todos ellos feos de cojones.
El tío con cuernos saca un bebé y se dispone a sacrificarlo, pero uno de los encapuchados, una mujer, se lo impide. Es su madre (el de los cuernos es el padre) y, para protegerlo, le pone al crío un colgante. El de los cuernos no lo puede tocar (por el collar) y, cuando lo intenta, le da calambre. Entonces se ensaña con la madre y decide sacrificarla a ella. Para ello dos de los ghoulies le muerden las manos mientras sale algo de su pecho (sí, la escena es como la de Alien, pero en pobre), aunque finalmente no vemos salir nada.
Han pasado los años. El crío (que se llama Jonathan) ha crecido. Ahora es el dueño del caserón. Así que va a visitarlo con su novia. En ella descubren una tumba en el jardín y un sótano con extraños objetos rituales. Deciden dar un fiestón con los amigos. El grupo de amigos es un repertorio de estereotipos del cine de terror, a saber, están el graciosete emporrao sin gracia ninguna, el chuloputas, la modosita, la que tiene pinta de guarra y el pringao que no mete ni pagando.
Jonathan, después de encontrar un libro, se va metiendo, poco a poco, en el mundillo de las ceremonias satánicas y todas esas cosas. Va aprendiendo cosas y se le ponen los ojos verdes (pero no un verde normal, sino verde fosforito). Cuando le pregunta su chica dice que es un “signo de poder”. También consigue convocar a los ghoulies y a dos enanos con poderes llamados Grizzel y Greedigut.
Decide hacer una ceremonia no sé muy bien para qué (la verdad es que no me quedó muy claro cuál era el propósito de todo, ni siquiera de la propia película). Para ello necesita de la colaboración de siete personas. Pues nada, coge a sus seis amigos y a su novia y les droga para que no se enteren de nada. Durante la ceremonia resucita a su padre, que es el que está en la tumba del jardín.
Y poco más. Entre el zombi, los enanos, los ghoulies y un bicho verde que no sé muy bien de dónde ha salido se cargan a todos los amigos. Pero Jonathan se vuelve bueno otra vez y lucha contra el zombi. Cuando parece que tiene el combate perdido, aparece un mago que vence al zombi, desapareciendo los dos y todos los amigos resucitan (¿¿¿¿????).
Para terminar, he estado investigando sobre la palabra “ghoulie”. Se me antoja un diminutivo de ghoul. En el diccionario de Google, traduce esta palabra como “demonio necrófago”. Al buscar ghoul en wikipedia (y pasarlo al castellano, donde lo traduce como gul) esto pone:
Un gul (también gol < inglés ghoul < árabe الغول ghūl ['demonio'], plural ghilan) es un demonio necrófago que, según el folklore árabe, habita en lugares inhóspitos y frecuenta los cementerios. Los gules profanan las tumbas y se alimentan de los cadáveres. Existe también una variante femenina, llamada ghouleh, traducida a veces como algola.
El gul puede cambiar de forma, asumiendo la de una hiena u otro animal del desierto. Generalmente, intenta desorientar a los viajeros inexpertos que cruzan el desierto, llevándoles a la muerte.

Índice de cutrerío
Las actuaciones, especialmente de los secundarios, esto es, los amigos, están, como ya he dicho, lleno de estereotipos. Los dos actores principales, Peter Liapis (Jonathan) y Lisa Pelikan (la novia), que son conocidos en su pueblo, supongo, son bastante malos.
Los efectos especiales también son cutres, pero cutres cutres. Los muñecos que hacen de ghoulies sólo son eso, marionetas a las que se les cae la baba. Y el resto de efectos, los ojos verdes, los rayos que salen del mago, el maquillaje del zombi… son del montón (del montón de mierda, diría yo).
El guión es confuso. No nos enteramos de por qué Jonathan actúa como lo hace, ni cómo murió su padre ni nada.
Lo que no entiendo es que esta película, que costó un millón de dólares hacerla, recaudase ¡¡35 millones de dólares!!. Así, es de comprender, se hicieron, nada más y nada menos, que tres secuelas, con los títulos, en castellano, de Ghoulies II, Los ghoulies van a la universidad y Los ghoulies tras el amuleto perdido. Madre mía.

Conclusión
En algún sitio he leído que esta película, al igual que Critters, surgió a partir del éxito de Gremlins. Será verdad, no digo que no, pero poco o nada tiene que ver con ellas, excepto que salen bichos pequeños. Y ya que nos ponemos, si la comparamos con Critters, es muy mala. Y no digamos si lo hacemos con Gremlins (un clásico).
Ni siquiera es entretenida.


miércoles, 26 de octubre de 2011

Supersonic Man

Año: 1980
Título original: Supersonic Man
Director: Juan Piquer Simón
Intérpretes: Antonio Cantafora, Cameron Mitchell, José Luis Ayestarán, Diana Polakov, José María Caffarel, Frank Braña, Javier De Campos, Tito García

De qué va
¿Quién es Supersonic? Pues es un tío cachas con un traje rojo y una máscara azul que aparece cuando otro tío con bigote llamado Paul toca su reloj diciendo (al loro) “Que la fuerza de las galaxias sea conmigo”. Tiene superpoderes: vuela, levanta una apisonadora de cartón piedra (marca ACME) como si fuera de cartón piedra, convierte las pistolas de los malos en plátanos (habéis leído bien, ¡¡platanos!!) y puede hablar sin mover los labios. La repanocha, vamos.
Pero destripemos un poco el argumento.
En una nave espacial descansa (con el único atuendo de una máscara azul brillante y unos gayumbos a juego) Kronos, al que en la Tierra llamaremos Supersonic. Recibe, en su pantalla (también azul), el mensaje de un tío que le dice que tiene que ir a la Tierra porque hay un arma muy poderosa y tiene que ir a mirar (o algo así).
De repente se pone un traje, se levanta y aparece volando fuera de la nave (a ver, cuando digo “de repente”, quiero decir que en un momento está tumbado en gayumbos, un instante después está vestido con su traje rojo y otro momento después aparece volando fuera de la nave, sin transiciones ni nada, y es que, ya lo he dicho, este tío tiene superpoderes).
Ya en la Tierra vemos como unos soldados vestidos de negro y verde entran en una base y roban algo en una caja plateada (material radiactivo, nos dirán más adelante, pero carece de importancia, bien podrían habernos dicho que robaban guisantes). En esta operación también interviene un robot sin rodillas con menos movilidad que una estatua de Botero (andando le ganas), pero con muchos agujeritos de los que sale fuego, gas… También tiene dos misiles en la cabeza. Los soldados de verde y el robot son los esbirros del doctor Gulik, el malo de la película, una mezcla de Lex Luthor y doctor No con el doctor Doofenshmirtz.
Ya puestos, aprovechan la operación para secuestrar al doctor Morgan, que le necesitan para no se qué mandangas de construir un láser muy potente.
Pero el doctor Gulik es malo malísimo y para convencer al doctor Morgan de que le ayude en sus oscuros planes, planea secuestrar también a su hija, Patricia. Dos esbirros (hay una escena donde Gulik dice que sus subordinados disponen de todos los medios, pero el coche que llevan estos tíos debieron conseguirlo en algún saldo de Desguaces La Torre) persiguen a la chica, hasta que interviene Supersonic y la salva levantando la apisonadora ACME. En esta escena, el coche de los malos, al caer por una cuneta estalla sin tocar nada, ya sabemos, los superpoderes de este hombre. La chica al despertar (se ha desmayado no sabemos muy bien por qué) se encuentra con Paul.
Más adelante, hay una pelea en un bar, en donde Patricia ha quedado con alguien (no sé muy bien para qué). Al final de la pelea, los malos se la llevan y dejan aturdido a Paul, al que se llevan en un camión para tirarlo al mar (atención, atención, que el conductor del camión es, nada más y nada menos, que Quique Camoiras, haciendo de tartamudo). Paul se desata y lanza su llamada para que aparezca Supersonic que hace huir a Camoiras y compañía y hace desaparecer el camión.
También hay una escena en la que tiran al mar a Paul (sí, al final lo consiguen) y consigue decir su frase (Que la fuerza de las galaxias sea conmigo) desde el fondo del mar (insisto, los superpoderes) para convocar al superhéroe y darles una paliza a los malos y hacer estallar su barco.
Y así hasta que rescata a Patricia y a su padre y acaba con los malos.

Índice de cutrerío
Los efectos especiales consisten en maquetas (naves espaciales, helicópteros, bases secretas de los malos, casas…), los rayos que salen de las pistolas de los malos, al Supersonic volando (con una foto de Nueva York por detrás) y poco más. Ah, sí, explosiones. Aquí todo explota, el coche en el que van los esbirros, el barco de los malos, la base secreta, la nave de Gulik, el robot…
En cuanto a los actores, aparte de la aparición estelar de Quique Camoiras, también sale, como el doctor Morgan, el actor José María Caffarel, que es un actor con cara de abuelito entrañable que aparecía con un papel recurrente en Farmacia de guardia. En un pequeño papel, en la pelea del bar, podemos ver también a Marta Fernández Muro.En general, las actuaciones no son buenas, pero las de la pareja protagonista (Antonio Cantafora y Diana Polakov), son lamentables.
De vez en cuando aparece un borrachín con un perro (de nombre Salchicha) que actúan como alivio cómico.
En esta época estaba de moda, para que la película pareciese más internacional, que los actores se cambiasen el nombre. Así Antonio Cantafora aparece como Michael Coby, José Luis Ayestarán (que hace de Supersonic) es Richard Yesteran y José María Caffarel se llama John Caffarel. Esto no es exclusivo de los españoles, que también lo hacían los italianos (recordar que los nombres auténticos de Bud Spencer y Terence Hill son, respectivamente, Carlo Pedersoli y Mario Girotti).
Destacar la escena de la pelea en el bar. No he visto nunca una escena tan mal coreografiada como ésta, con cámaras lentas que no sabemos muy bien a cuento de qué vienen.
La música. Madre mía, qué cansina. Cada vez que el Supersonic se pone a volar, suena una tonadilla realmente insoportable (que dice algo así como ...I wanna be Supersonic Man...).
¿Guión? No hay.
Me gustaría destacar al director de todo este desastre, Juan Piquer Simón, que, aunque esta no sea su película más afortunada, sí tiene unos cuantos clásicos del fantástico español, a saber, Viaje al centro de la Tierra (1978), Slugs, muerte viscosa (1988) o La grieta (1990) entre otras.

Conclusión
Bueno, suelo ser bastante poco riguroso a la hora de valorar una película, ya que me gusta de todo, pero la verdad es que la película no hay por donde cogerla.
En algún sitio he visto que la comparaban con Superman. Bueno, también sale un tío vestido de rojo y azul que vuela y pega hostias como panes, pero cualquier coincidencia es pura casualidad.


sábado, 22 de octubre de 2011

El ogro

Año: 2008
Título original: Ogre
Director: Steven R. Monroe
Intérpretes: John Schneider, Ryan Kennedy, Katharine Isabelle, Brendan Fletcher, Chelan Simmons, Andrew Wheeler, Kyle Labine, Kimberley Warnat

De qué va
A mediados del siglo XIX, en Ellensford, un pueblo de Pensilvania, una plaga está acabando con la población. Para acabar con el problema acuden al mago del pueblo (parece ser que en esa época, o les quemaban por brujería o les convertían en “el mago del pueblo”).
Lo que hace el hechicero es convertir la enfermedad en un ser surgido del mismísimo infierno, un ogro. Una vez al año hay que atar a alguien a unas estacas para que el bicho llegue y se lo coma y hacer así que la plaga no vuelva. Más adelante nos cuentan que el mago no es trigo limpio y que la plaga la ha provocado él mismo para que le nombren magistrado (que debe ser algo así como un alcalde).
150 años después, cuatro excursionistas andan buscando la ciudad perdida de Ellensford (una leyenda urbana para muchos) cuando uno de ellos (como siempre en estos casos, el que parece un imbécil) se rompe un tobillo. Entonces se separan. Mientras dos ellos (Mike y Jessica) van a buscar ayuda, los otros dos se quedan montando un campamento (el del tobillo roto y una chica). Mientras montan la tienda (la chica, que el imbécil, al tener la pierna rota, solamente da instrucciones) encuentran una trampilla. Montar el campamento no puede, no, pero llegar hasta la trampilla y abrirla sí que puede. Resulta que es el agujero donde vive el ogro, que sale y se los come, primero a él y luego a ella.
Mike y Jessica llegan al pueblo. Está como en la antigüedad. Incluso sus gentes no han envejecido, ni tenido hijos, ni nada. La casualidad ha querido que sea, justamente, el día antes del sacrificio. Están eligiendo al afortunado que será comido por el animalico. El elegido es Stephen, uno de los que más se oponen al mago y sus técnicas. Pero ya que tienen dos forasteros, deciden que, durante dos años, no tendrán que sacrificar a nadie del pueblo.
Pero cuando ya tienen a Mike preparado para que se lo meriende el ogro, la hija del mago le salva, y saca del calabozo también a Stephen y a Jessica. Resulta que no importa que se coman a la gente del pueblo (lo han hecho durante siglo y medio), pero no puede soportar que sacrifiquen a alguien que no conoce (sí, yo tampoco lo acabo de entender).
Escapan a través del bosque y llegan a una linde de piedras, que los habitantes el pueblo no pueden cruzar. Aparece el ogro e, intentando escapar de él, Jessica tropieza y cae. Stephen, al salvarla, traspasa la linde. Entonces, hay una luz muy brillante y desaparece (como ya he dicho, no pueden pasar de la línea de piedras). Por suerte para los dos chavales, el ogro tampoco puede traspasar la línea. No entiendo muy bien porque a la hija del mago no se la come, que está en su lado de la frontera, sin embargo pasa de ella y se interna en el bosque.
El mago sale a buscar a su hija. Cuando la encuentra, ésta se enfrenta a él exigiéndole que acabe con los sacrificios. Él le dice que no sabe nada porque es demasiado joven (ojo, la “niña” tiene más de 150 años). Como ella sabe algunos trucos que le enseñó su progenitor, le quita la vara (sí, el mago tiene una vara como Gandalf o Saruman, incluso con una piedra brillante en lo alto, como este último) y huye. Mientras busca su cayado, lo que encuentra es al ogro que, de un manotazo, le saca todo el mondongo. Fin del mago.
 Mike y Jessica llegan a una comisaría y al contar todo lo ocurrido, se ríen de ellos (hombre, llegar a una comisaría y contar que has encontrado un pueblo que se creía una leyenda, que viven como en el siglo XIX, y que hay un mago malvado y un ogro, pues pueden ocurrir dos cosas, o que se rían de ti o que te encierren en un manicomio). En un descuido y, como son muy listos, roban el coche de policía con una escopeta y todo. Deciden volver al pueblo (ah, pues no eran tan listos, no).
En el pueblo, que, durante 150 años ha confiado en el mago y nunca le ha dicho al monstruo ni esta boca es mía, ahora se ponen todos de acuerdo para enfrentarse al ogro.

Índice de cutrerío
La pareja protagonista son de lo peorcito que he visto en una película. Desde que salen en pantalla ya estás deseando que se los coma el ogro, aunque, ya desde el principio, sabes que van a ser los dos únicos supervivientes. ¿Por qué en este tipo de producciones siempre sobreviven los dos más gilipollas?
El tío que hace de mago (John Schneider) es el mismo actor que hacía de padre de Superman en Smallville.
En cuanto a los efectos especiales, pues son de andar por casa, vamos, que los hizo alguien en su casa mientras veía Harry Potter y la piedra filosofal, ya que el ogro se parece al troll de las montañas contra el que luchan Harry Potter y Ron Weasley, solo que con cara de haber pasado un día chungo y en mal hecho, claro. Se nota demasiado que está hecho por ordenador. (Ay, como se echan de menos aquellos tiempos en que los monstruos estaban hechos de forma artesanal y eran muñecos que solamente movían los ojos y abrían la boca. Ahora siguen teniendo la misma expresividad que entonces, solo que parecen surgidos de un videojuego –de los de entonces).
En cuanto a la casquería, pues tiene lo justo. Es una película hecha para la televisión, así que no esperéis profusión de hemoglobina. Aunque alguna de las muertes está bien, como cuando el ogro le arranca la cabeza a uno de un mordisco o le pisa la cabeza a otro.

Conclusión
He pasado un rato entretenido, aunque es como esas películas malas que pone Antena 3 en sus sobremesas, solo que con monstruo de por medio.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Monstruos de piedra

Año: 1957
Título original: The Monolith Monsters
Director: John Sherwood
Intérpretes: Grant Williams, Lola Albright, Les Tremayne, Trevor Bardette, Phil Harvey, William Flaherty, Harry Jackson, Richard H. Cutting

De qué va
Todo empieza con la clásica voz en off, algo muy de moda en las películas de ciencia ficción de la época, aleccionándonos sobre lo grande que es el universo con todos sus meteoritos, aerolitos y demás y preguntándose sobre los insondables secretos que guarda el infinito espacio.
Después de la introducción, en un desierto en las cercanías un bonito pueblecico americano, dedicado a la industria salinera (esto parece una chorrada, pero es importante, como veremos más adelante), llamado San Angelo, cae un meteorito en la noche.
Al día siguiente un hombre se baja de su automóvil y recoge una piedra del suelo que resulta ser parte del meteorito. Ese hombre es geólogo, y se la lleva para estudiarla en el laboratorio. Después de un concienzudo análisis (con una lupa) no sabe decir qué clase de roca es. Esa noche, accidentalmente, se rompe un frasco con agua sobre la piedra.
Por la mañana llega al laboratorio Dave, también geólogo y colega del anterior. Al entrar, un montón de extrañas rocas ha destrozado el laboratorio y su amigo está muerto, petrificado.
El  análisis forense al geólogo fallecido nos revela que sus órganos se han calcificado, pero no saben cuál puede ser la causa. Dave se pregunta, en voz alta, para que le oiga todo el mundo, si puede tener que ver con las piedras que ha encontrado en el laboratorio. Mientras muestra una, Cathy, su novia, dice que es igual a la que ha recogido una alumna en la excursión que ha hecho al desierto.
La chavala vive en una granja a la que deciden ir para encontrarla destrozada por unas rocas, a los padres muertos (petrificados) y a la niña en estado de shock (y es que ya sabemos que, en este tipo de producciones, los niños suelen ser inmortales).
Después de analizar a la niña, el médico (que, en sus ratos libres trabaja de forense y es que, ya se sabe, es un pueblo pequeño, y la gente tiene que hacer varios trabajos, supongo que también será el veterinario y el barbero) no sabe qué le pasa, pero descubre que, en su mano, ha empezado la misma enfermedad que mató a sus padres y al geólogo. Deciden llevarla a la capital para que la vea un médico mejor (y que sea solo eso, médico).
Saben que las rocas se multiplican, pero no saben cómo, así que deciden estudiarlo. Después de probar con calor, electricidad y tal, accidentalmente, en un trozo de piedra cae agua y, de repente, empieza a crecer. Casualidades de la vida, en el pueblo que, no lo olvidemos, está en el desierto, está cayendo el tormentón del carajo y la que se lía es parda, con rocas creciendo y multiplicándose a lo bestia.
Dave llega a la conclusión, no sé muy bien cómo, de que lo que le pasa a la niña es que tiene falta de sílice (ojo al detalle, es el geólogo el que le dice a los médicos cuál es el mal que afecta a la cría y cómo curarla).
A la mañana siguiente, cuando ya ha escampado, empiezan a investigar cómo parar el crecimiento de las rocas, que, por cierto, siguen creciendo al absorber el agua de la tierra. Dave descubre (este tío es la repolla, le tendrían que dar el novel en geología -sé que no existe, lo crearían para él- y medicina) que el agua salada detiene a las piedras. (Aquí es donde los que, como yo, nos preguntábamos qué habría pasado si el meteorito hubiese caído al mar que, al fin y al cabo, cubre las tres cuartas partes de la superficie terrestre, obtenemos respuesta: nada)
Al final deciden reventar una presa para que el agua pase por encima de los depósitos de sal (veis cómo era importante que el pueblo se dedicase a la industria salinera), adquiriendo la salinidad suficiente como para parar a los monstruos de piedra.

Índice de cutrerío
Hay que tener en cuenta que la película es del 57 y que los efectos especiales son los que había en aquella época, pero resultan lo suficientemente convincentes como para no hacer reír (no como otras películas de la época). El efecto del crecimiento de las rocas está muy bien logrado. El fallo quizá es que cuando, en la escena final, la corriente de agua salada arrasa con las rocas crecientes, éstas son arrastradas por la corriente, como si fuesen de cartón-piedra (si tiráis una piedra al agua, por pequeña que sea y por mucha corriente que haya, irá al fondo, probadlo).
En cuanto a los actores, destacar la presencia de Grant Williams en el papel protagonista. Éste es el tío que se iba haciendo chiquitín en la gran película El increíble hombre menguante, de Jack Arnold.
Y precisamente Jack Arnold, uno de los maestros de la ciencia ficción de los años 50, con joyas como Llegó del más allá, La mujer y el monstruo y Tarántula (además de la antes citada) aparece en los créditos del guión.
Me gustaría hablar del cartel, ya que me parece uno de los mejores posters que he visto para una película. Sólo hay otro cartel que me guste tanto, el de La garra gigante (claro que, en ese caso, la película no está a la altura del cartel).

Conclusión
Pues es ésta una de mis películas favoritas de los años 50 en cuanto a ciencia ficción se refiere, junto a Ultimátum a la Tierra y a Planeta prohibido (mi favorita sin duda alguna).
Muy recomendable.



sábado, 15 de octubre de 2011

Robot Monster

Año: 1953
Título original: Robot Monster
Director: Phil Tucker
Intérpretes: George Nader, Claudia Barrett, Selena Royle, John Mylong, Gregory Moffett, Pamela Paulson, George Barrows

De qué va
Los sensores de Ro-Man XJ2, un extraterrestre del planeta Ro-Man, indican que ha arrasado con toda la vida humana de la Tierra. No queda nadie. Ha concluido su misión. Pero el Gran Guía (que tiene unos sensores mucho mejores, a pesar de estar en su planeta de origen) le informa, a través de la pantalla-comunicador, que recuerda sospechosamente a una de esas pizarras blancas, que un pequeño grupo de personas, ocho en total, ha sobrevivido. Las órdenes son localizar y acabar con todas ellas.
Cinco de esas ocho personas son la familia de un científico (que, por cierto, no tiene nombre, simplemente le llaman “profesor”, “cariño” o “papá”) que ha creado un suero, gracias al cual no pueden contraer ninguna enfermedad y que, además, es lo que les ha salvado del “rayo calcinador” de Ro-Man. Como buen científico que es, ha probado el suero con su familia (que incluye mujer y tres hijos) dándoles píldoras llenas de microbios para estudiar la efectividad del fármaco (esto lo dice el crío, no yo). Además, con unos cables que echan chispas, ha construido un chisme que les hace invisibles al extraterrestre. (Y es que los de los años 50 eran científicos y no los de ahora. En esa época un científico era un tío que podía hacerlo todo, desde curar el cáncer, hasta construir una bomba atómica o predecir, mirando una montaña, cuando iba a haber un terremoto, todo en la misma persona. Nada de especialidades. Entonces no había geólogos, zoólogos, botánicos, físicos, ni nada de eso. Había científicos.)
Otra cosa que tiene nuestra familia es una pantalla-comunicador-pizarra como la de Ro-Man (yo tampoco sé como la han conseguido, el caso es que viven en un escombral y tienen un chisme de estos) y es a través de este aparato que el alienígena se pone en contacto con ellos para decirles que si se rinden, su muerte será placentera. Si no tendrán una muerte horrenda. Evidentemente, no se rinden.
Otro de los supervivientes, Roy, también científico y amigo de la familia (sí, los ocho supervivientes se conocen, ya es casualidad) llega, no se sabe muy bien de dónde, y les informa que los otros dos supervivientes (que, en realidad, no salen en la película) van a irse a una base espacial (¿¿¿???) en un cohete que han construido (cuidado, han construido un cohete capaz de salir al espacio, ¡¡¡entre tres tíos!!!). Y entonces alguien dice… pero si despegan con el cohete, Ro-Man lo detectará… Hostia puta, pues no habíamos pensado en ello (es cierto, son capaces de hacer un cohete espacial, pero no se dan cuenta de esto). No hay tiempo de llegar, tenemos que arreglar la pizarra y comunicarnos con ellos para que no despeguen. Y a ello se ponen, pero no les da tiempo y Ro-Man destruye, con su rayo calcinador, tanto el cohete como la base espacial.
Entonces la familia decide comunicarse con Ro-Man, para pedirle, por el camino de dar pena, que les perdone la vida. Ro-Man les dice que ya es demasiado tarde, pero parece interesado por Alice, la hija mayor (y en edad de merecer) del científico (¿por qué los extraterrestres de los años 50 parecen siempre tan interesados por las tías buenas de la Tierra?).
Total, que como no puede usar su rayo calcinador para cargarse a los seis humanos que quedan, decide usar lo que él llama “la fuerza bruta”. Esto consiste, básicamente, en pasear por el campo esperando tropezarse con alguno de los humanos y utilizar la hábil técnica del estrangulamiento. La primera en probar esto es la niña pequeña de la familia (gracias Ro-Man por librarnos de tan repelente criatura). Después encuentra a Roy y Alice retozando junto a unos arbustos. Le pega una paliza al chico y se lleva a la chica, que le pone cachondo y no puede matarla, contraviniendo las órdenes del Gran Guía.
Pero los tres supervivientes que quedan (Roy ha muerto a causa de la paliza que le ha dado Ro-Man, no sin antes avisar al profesor) tienen un plan para rescatar a Alice. El niño pequeño (que, como en todas las películas ciencia ficción de la época, se llama Johnny) dejará que el extraterrestre lo atrape y lo mate, mientras los padres salvan a la agradecida chavala (lo que haría cualquier padre, vamos).
Al final, el Gran Guía, rebotado por la falta de respeto de Ro-Man, manda un rayo calcinador que lo mata, salvando así a Alice y a sus padres (¡el futuro a la humanidad está a salvo!).

Índice de cutrerío
Dicen que Plan 9 del espacio exterior, de Ed Wood, es la peor película de la historia. No estoy de acuerdo. Yo he visto, al menos, tres películas peores, a saber, Scalps, que pergeñó Fred Olen Ray en el año 1983, El planeta infernal, dirigida por Bert I. Gordon en 1955 y ésta que nos ocupa.
Ésta no es que sea mala, es que da vergüenza ajena.
Empecemos por el extraterrestre. Imaginémonos que vestimos a alguien con un disfraz de gorila, pero no un disfraz de su talla, no, cojamos mejor cinco o seis tallas más, que le cuelgue el traje. Le podemos poner también un casco como el que llevan los buzos. Y una antena de televisión encima. ¿Qué obtenemos? Ro-Man. Cuando se desplaza, lo hace a pie (su raza ha gastado todo su ingenio en los viajes interestelares y no quedó para otro tipo de aparatos) y es un descojono verle andar.
En cuanto a los decorados, bochornosos. Ro-Man vive en una cueva de la que solamente vemos la entrada, que es donde tiene su pantalla-comunicador-pizarra y una mesa ¡¡de madera!! donde tiene una serie de aparatos de apariencia igual de lamentable que el resto del decorado. Toda la acción transcurre o en la entrada de la cueva de Ro-Man, o en el vertedero donde viven los protagonistas o en pleno campo.
El guión… bueno, no creo que tuvieran guión, yo creo que se juntaban los actores y se ponían a decir chorradas mientras les grababan. Luego, en la sala de montaje (si es que había) juntaban lo que habían grabado y hala, ya tenemos película.
¿Y qué decir de los actores? A los niños los molía a palos para que no volviesen a salir en una película, pero es que los adultos no son mejores.
¿Y los efectos especiales? Madre mía. Vamos a poner un ejemplo: la escena en la que se ve la base espacial (que es como el cohete pero sin la ralla negra que tiene éste) dando vueltas alrededor de una nube, poco antes de ser destruida, se nota demasiado que es una maqueta. ¿Y por qué se nota? Pues porque se ve la mano que la sujeta. Sin palabras.
De vez en cuando salen unas imágenes de dinosaurios (en realidad un cocodrilo con una espina dorsal pegada a la espalda y unos triceratops de juguete) que no sé muy bien qué coño pintan ahí.
Sorprende la presencia en la creación de la banda sonora de Elmer Bernstein, ganador de un Oscar y con 13 nominaciones más en su haber, en uno de sus primeros trabajos. Y es que todos tenemos facturas que pagar.
Según IMDb la película costó 16.000 dólares (una ganga, recaudó un millón en Estados Unidos) que no se gastaron ni en el traje del alienígena ni en efectos especiales. A lo mejor se lo gastaron intentando convencer al cocodrilo de que era buena idea dejarse pegar la espina dorsal a la espalda.

Conclusión
Se deduce de todo lo anterior que no es una gran película… ni una película mediocre. En realidad es una mierda. Pero dura sólo una hora y disfrutas viendo lo mal hecha que está.



viernes, 14 de octubre de 2011

Posesión demencial

Año: 2007
Título original: My Name Is Bruce
Director: Bruce Campbell
Intérpretes: Bruce Campbell, Grace Thorsen, Taylor Sharpe, Ted Raimi, Ben L. McCain, Ellen Sandweiss, Timothy Patrick Quill, Dan Hicks

De qué va
Me pregunto quién será el imbécil que pone los títulos en castellano a las películas. En qué planeta es mejor título Posesión demencial que, por ejemplo, “Me llamo Bruce” o “Mi nombre es Bruce”. La mayoría de los que nos animamos a ver esta película ya sabemos que Bruce Campbell es el protagonista de Posesión infernal, vemos la película por Bruce Campbell, de hecho. Y los que no lo saben, no creo que les atraiga un título como Posesión demencial. Supongo que el que le puso el título es el mismo que tituló Evil Dead II como Terroríficamente muertos.
Pero vamos con la película.
En un pueblo de la ruralidad americana (creo que era algo así como Gold Lick) unos chavales se van a jugar a un cementerio que está al lado de una mina en la que murieron 100 trabajadores chinos hace muchos años. Mientras se están divirtiendo dándole patadas a las lápidas de madera (hasta aquí todo normal, unos gilipollas dándole patadas a unas tumbas), uno de ellos, Jeff, coge una cosa dorada de la entrada de la mina, lo que hace despertar a Guan-Di, dios de la guerra y protector de los indefensos y (¡¡atención!!) de los guisantes (os lo juro, no me lo invento, ¡protector de los guisantes!). Este dios tiene muy mala leche y mata a los tres amigos de Jeff con su espada (gracias a Internet he averiguado que en realidad no es una espada, sino una guan dao, buscadlo entre las imágenes de Google y sabréis de qué os hablo). Jeff escapa gracias a que corre más que los otros
Mientras tanto, en otro lugar se está rodando una película interpretada por el gran Bruce Campbell. Éste, antiguo actor de éxito con películas como la saga Posesión infernal, Maniac Cop, Bubba Ho-Tep y otras, sobrevive haciendo películas de serie Z. Se nos presenta un personaje acabado, bastante amargado y un poco borrachín. Tiene un agente (impagable Ted Raimi, el hermano de Sam, en uno de los tres papeles que interpreta en la película) que pasa de él y que se tira a su exmujer Cheryl (atención a los coleccionistas de saber chorradas, este papel lo interpreta Ellen Sandweiss, que hacía de Cheryl en Posesión infernal) y un perro alcohólico. Vamos, tiene lo que viene a llamarse una vida de mierda.
Pero mira tú por dónde, Jeff es el mayor fan de Bruce y cuando las muertes en Gold Lick empiezan a preocupar a las autoridades locales, convence a la gente de que el único que puede sacarlos del atolladero es su héroe, Bruce Campbell, el mejor actor de su generación.
Dicho y hecho, Jeff secuestra a Bruce y se lo lleva al pueblo. Éste empieza creyéndose que está dentro de la filmación de una película (se le pasa enseguida el cabreo por haber estado metido seis horas en un maletero) y acepta la oferta de ir a matar a Guan-Di. Todos le reciben como si de un héroe se tratase.
Pero cuando se da cuenta de que no se trata de una película sino que todo es real…

Índice de cutrerío
Dirigida por Bruce Campbell, producida por Bruce Campbell y protagonizada por Bruce Campbell (interpretando a Bruce Campbell), la película no podía ser otra cosa que lo que es, una comedia de terror de serie B. Lo mejor de la película es, sin duda, su protagonista. En el resto de papeles destacar a Ted Raimi en tres papeles distintos (el agente de Bruce, el chino que vive en una caseta al lado del cementerio y el tipo con bigote que cambia el cartel con el número de habitantes del pueblo). También aparecen en pequeños papeles Ellen Sandweiss y Dan Hicks, que tenían sendos papeles en Posesión infernal y Terroríficamente muertos, ambas protagonizadas por Bruce Campbell.
En cuanto a los efectos especiales, lo más destacado (que no es decir demasiado) es Guan-Di, una especie de cruce entre la momia de Bubba Ho-Tep y el chino malo de Golpe en la Pequeña China.
Tampoco querría desaprovechar la ocasión de hablar de las camisas que luce nuestro amigo Bruce. Madre mía. Espero que no las vista así en la vida real. Son más horteras que un ataúd lleno de pegatinas.
Se la ve mucho mejor acabada que la otra película dirigida por Bruce Campbell, Man with the Screaming Brain, que parecía una película porno sin sexo.

Conclusión
Soy fan de Bruce Campbell, así que qué voy a decir. Me divierto con sus películas. Me encantan Posesión infernal y sus secuelas. Me lo pasé pipa con Bubba Ho-Tep. Incluso recuerdo con cariño la serie Las aventuras de Brisco County. ¿Y qué decir de sus pequeños papeles en las tres películas de Spider-Man rodadas por su amigo Sam Raimi? Sensacionales. Y, por supuesto, me he divertido viendo Posesión demencial (a pesar del título).

 

martes, 11 de octubre de 2011

Troll Hunter



Año: 2010
Título original: Trolljegeren
Director: André Øvredal
Intérpretes: Otto Jespersen, Glenn Erland Tosterud, Johanna Mørck, Tomas Alf Larsen, Urmila Berg-Domaas, Hans Morten Hansen, Robert Stoltenberg, Knut Nærum

De qué va
Un trol (del nórdico troll) es un temible miembro de una mítica raza antropomorfa del folclore escandinavo. Su papel en los mitos cambia desde gigantes diabólicos —similares a los ogros de los cuentos de hadas ingleses— hasta taimados salvajes más parecidos a hombres que viven bajo tierra en colinas o montículos, inclinados al robo y el rapto de humanos que, en el caso de los infantes, eran sustituidos por niños cambiados. También se les puede llamar ‘gente de la colina’ o ‘del montículo’.
Ésa es la definición que aparece en wikipedia de troll (prefiero la forma nórdica de escribirlo, con dos eles). En esta película los trolls se corresponden con la primera definición, la de gigantes diabólicos. Son gigantescos (hay uno, cerca del final, que mide, según su protagonista, entre 50 y 100 metros), se convierten en piedra al contacto con el sol (en la película sale una veterinaria -¿?- que da una explicación a esto) y cuando huelen un cristiano se vuelven medio locos (sí, esto a mí también me pareció raro, pero supongo que tenga algo que ver con la mitología nórdica, lo desconozco, aunque wikipedia dice que temían la simbología cristiana). También sale uno con tres cabezas (en realidad no son cabezas, sino protuberancias que sirven para ahuyentar a los enemigos que, si os preguntáis cuáles son… pues otros trolls). Y una familia de trolls malolientes y con la nariz grande que viven dentro de una mina abandonada.
Rodada en forma de falso documental (como El proyecto de la bruja de Blair, pero sin ser una puta mierda, más en la onda de Monstruoso), la película narra como tres estudiantes de una universidad noruega quieren hacer un reportaje sobre un cazador furtivo de osos llamado Hans. Éste es un tipo huraño y poco comunicativo, aunque al final acepta la compañía de los chavales y deja que le graben.
Pero el secreto que guarda Hans es que no es un cazador de osos, sino de trolls. Pues sí, resulta que los trolls existen, y el gobierno (noruego, en este caso) trata de impedir que esto se sepa.
Y de eso va la película, de cómo este hombre persigue, caza y mata a los trolls que se han salido de su reserva (porque hay una reserva, sí, protegida por cables de la luz).
Hay unas cuantas escenas dignas de mención. Vamos con ellas:
  • Los protagonistas están persiguiendo a Hans (antes de que se vuelva amistoso) que, de repente, sale del bosque pertrechado con ropa de camuflaje gritando “TROOOOLL” y hala, todo el mundo a correr, aunque no se sabe muy bien por qué. Hasta aquí no sabíamos que era una película de trolls (bueno, sí lo sabíamos, porque sale uno en el póster de la película que, por otro lado se titula Troll Hunter -cazador de trolls-).
  • Otra buena escena es cuando sale el troll de tres cabezas (o protuberancias, como prefiráis), el primero que vemos.
  • También muy buena cuando Hans se viste de Iron Man para sacarle sangre a un troll con una jeringa de hierro de medio metro de largo.
  • La escena en la mina abandonada con los trolls de nariz grande (que son los que más recuerdan a los de David el gnomo, no por su entrañabilidad, no, sino porque son peludos y hacen gracia, aunque cuando se ponen de mala leche…).
  • Y, por supuesto, la escena final, la del troll gigantisísimo.

Índice de cutrerío
La película está muy bien hecha. Las actuaciones son excelentes, pero mención aparte merece Otto Jespersen, que interpreta a Hans y que por este papel recibió una nominación a los premios Amanda (como los Goya, pero en Noruega). La fotografía muy buena, con un grano como para parecer más documental. Y están los paisajes noruegos, realmente espectaculares (yo no he estado allí, pero después de ver esta película, me han entrado ganas).
Por ponerle un pero, hay algunas imágenes que no me cuadran. Me explico: como ya he dicho, está rodado en forma de falso documental (mockumentary lo llaman ahora) y, sin embargo, hay algunas imágenes rodadas viendo como se aleja la furgoneta en la que van los protagonistas. Si los protagonistas (que son los que ruedan la película) están dentro de la furgoneta, ¿quién coño está grabando esas imágenes? ¿Es que uno de ellos se ha bajado a rodar las imágenes y le esperan más adelante? Pequeños fallos que le perdonamos a una excepcional película.
En cuanto a los efectos especiales, son todo lo correctos que se esperan en una película de este tipo. Quizá ha ayudado el hecho de que los trolls sólo salgan de noche y no les veamos de día. Esto facilita la tarea a los técnicos.

Conclusión
Gran película. Me ha gustado muchísimo. Como he dicho antes, me recuerda a Monstruoso, o cómo podría haber sido El proyecto de la bruja de Blair de no haber sido rodada por dos  inútiles.



viernes, 7 de octubre de 2011

Mega tiburón contra el pulpo gigante

Año: 2009
Título original: Mega Shark vs. Giant Octopus
Director: Jack Perez
Intérpretes: Deborah Gibson, Vic Chao, Lorenzo Lamas, Sean Lawlor, Dean Kreyling, Stephen Blackehart, Dustin Harnish, Mark Hengst

De qué va
Los dos monstruos gigantes del título son descongelados debido a un accidente provocado por unas pruebas militares. Casualmente, la protagonista estaba en la zona metida en un batiscafo mirando ballenas.
Las dos bestias se dedican a destruir todo lo que hay en el mar (una plataforma petrolífera el pulpo y un 747 que agarra con los dientes ¡¡¡en pleno vuelo!!! el tiburón).
Tres científicos (la protagonista, su antiguo profesor de la universidad y un japonés) descubren que se trata de un megalodón (en wikipedia dice que podía llegar a medir unos 17.5 metros, pero aquí es un bicharraco capaz de partir un acorazado americano por la mitad de un solo mordisco). Del pulpo nada dicen (bueno, que es un pulpo, no un calamar, como dice la oceanógrafa protagonista).
El caso es que entran en juego los militares, que se llevan a los científicos para que acaben con ellos, aunque ellos van con la condición de que se capture vivos a los animalillos, que si son ejemplares únicos, que si es el mayor hallazgo de la historia… Se les ocurre que la mejor manera de cogerlos vivos es encerrándolos en sendas bahías. ¿Y cuáles eligen como las mejores para ello? Las dos menos pobladas de la Tierra, claro, la bahía de San Francisco y la bahía de Tokio. Para atraerles, al japonés y a la rubia protagonista se les ocurre, mientras echan un polvo, que la mejor manera es utilizar feromonas (supongo que, ya que son ejemplares únicos, conseguir sus feromonas está chupado) para atraerlos. Y parece que funciona, pero cuando ya casi los tienen, los militares, comandados por Lorenzo Lamas (sí, sí, el de Falcon Crest), entran pegando tiros y los animalicos escapan.
Finalmente, deducen que la mejor manera de acabar con ellos (aquí ya se les ha olvidado que querían capturarlos vivos) es hacer que se enfrenten entre sí, ya que las balas, los cañonazos y demás no les hacen daño. Y lo que propone Lorenzo de lanzarles bombas nucleares (hala, a lo bestia) no gusta a los científicos. Total, que con las feromonas que habían sobrado de antes, hacen que los bichos se encuentren (después de que el pulpo juegue un rato a los bolos con una flota de submarinos) y se peguen entre ellos.  Al final, no se sabe muy bien por qué, mueren los dos. El japonés se queda con la rubia y comieron perdices.

Índice de cutrerío
Los efectos especiales los ha hecho un tío con un Spectrum, de los que iban con casete, no de aquellos otros modernos con diskette. Nunca se ve claramente a ninguno de los dos monstruos, excepto cuando están en el agua y parece lo que sobro de las pruebas que hicieron cuando estaban preparando El espantatiburones (pero en pobre). Las escenas donde sale el batiscafo de la rubia desde fuera es siempre la misma. Y el interior de los submarinos lo diseñó alguien que nunca ha visto uno por dentro… Bueno, tampoco ha visto La caza del Octubre Rojo o Marea roja... Ni ha leído un libro sobre submarinos… Creo que una vez vio un dibujo de uno… Pero por fuera.
Los militares visten siempre igual, sean americanos o japoneses y siempre, siempre, de día o de noche, en la calle o dentro de un edificio, llevan gafas de sol. Además de que la ropa parece que les queda grande.
En cuanto a los actores, bueno, el japonés es simpático, la rubia está buena y Lorenzo Lamas… bueno… es Lorenzo Lamas (como el de Falcon Crest pero en viejo).

Conclusión
Yo me he divertido, pero a mí este tipo de cutreces me gustan. Si te gustó Tiburón, esta no te va a gustar. Si disfrutaste con Godzilla, esta no te va a gustar. Si eres un tío raro como yo, pasarás un rato divertido. Nada más.