miércoles, 19 de octubre de 2011

Monstruos de piedra

Año: 1957
Título original: The Monolith Monsters
Director: John Sherwood
Intérpretes: Grant Williams, Lola Albright, Les Tremayne, Trevor Bardette, Phil Harvey, William Flaherty, Harry Jackson, Richard H. Cutting

De qué va
Todo empieza con la clásica voz en off, algo muy de moda en las películas de ciencia ficción de la época, aleccionándonos sobre lo grande que es el universo con todos sus meteoritos, aerolitos y demás y preguntándose sobre los insondables secretos que guarda el infinito espacio.
Después de la introducción, en un desierto en las cercanías un bonito pueblecico americano, dedicado a la industria salinera (esto parece una chorrada, pero es importante, como veremos más adelante), llamado San Angelo, cae un meteorito en la noche.
Al día siguiente un hombre se baja de su automóvil y recoge una piedra del suelo que resulta ser parte del meteorito. Ese hombre es geólogo, y se la lleva para estudiarla en el laboratorio. Después de un concienzudo análisis (con una lupa) no sabe decir qué clase de roca es. Esa noche, accidentalmente, se rompe un frasco con agua sobre la piedra.
Por la mañana llega al laboratorio Dave, también geólogo y colega del anterior. Al entrar, un montón de extrañas rocas ha destrozado el laboratorio y su amigo está muerto, petrificado.
El  análisis forense al geólogo fallecido nos revela que sus órganos se han calcificado, pero no saben cuál puede ser la causa. Dave se pregunta, en voz alta, para que le oiga todo el mundo, si puede tener que ver con las piedras que ha encontrado en el laboratorio. Mientras muestra una, Cathy, su novia, dice que es igual a la que ha recogido una alumna en la excursión que ha hecho al desierto.
La chavala vive en una granja a la que deciden ir para encontrarla destrozada por unas rocas, a los padres muertos (petrificados) y a la niña en estado de shock (y es que ya sabemos que, en este tipo de producciones, los niños suelen ser inmortales).
Después de analizar a la niña, el médico (que, en sus ratos libres trabaja de forense y es que, ya se sabe, es un pueblo pequeño, y la gente tiene que hacer varios trabajos, supongo que también será el veterinario y el barbero) no sabe qué le pasa, pero descubre que, en su mano, ha empezado la misma enfermedad que mató a sus padres y al geólogo. Deciden llevarla a la capital para que la vea un médico mejor (y que sea solo eso, médico).
Saben que las rocas se multiplican, pero no saben cómo, así que deciden estudiarlo. Después de probar con calor, electricidad y tal, accidentalmente, en un trozo de piedra cae agua y, de repente, empieza a crecer. Casualidades de la vida, en el pueblo que, no lo olvidemos, está en el desierto, está cayendo el tormentón del carajo y la que se lía es parda, con rocas creciendo y multiplicándose a lo bestia.
Dave llega a la conclusión, no sé muy bien cómo, de que lo que le pasa a la niña es que tiene falta de sílice (ojo al detalle, es el geólogo el que le dice a los médicos cuál es el mal que afecta a la cría y cómo curarla).
A la mañana siguiente, cuando ya ha escampado, empiezan a investigar cómo parar el crecimiento de las rocas, que, por cierto, siguen creciendo al absorber el agua de la tierra. Dave descubre (este tío es la repolla, le tendrían que dar el novel en geología -sé que no existe, lo crearían para él- y medicina) que el agua salada detiene a las piedras. (Aquí es donde los que, como yo, nos preguntábamos qué habría pasado si el meteorito hubiese caído al mar que, al fin y al cabo, cubre las tres cuartas partes de la superficie terrestre, obtenemos respuesta: nada)
Al final deciden reventar una presa para que el agua pase por encima de los depósitos de sal (veis cómo era importante que el pueblo se dedicase a la industria salinera), adquiriendo la salinidad suficiente como para parar a los monstruos de piedra.

Índice de cutrerío
Hay que tener en cuenta que la película es del 57 y que los efectos especiales son los que había en aquella época, pero resultan lo suficientemente convincentes como para no hacer reír (no como otras películas de la época). El efecto del crecimiento de las rocas está muy bien logrado. El fallo quizá es que cuando, en la escena final, la corriente de agua salada arrasa con las rocas crecientes, éstas son arrastradas por la corriente, como si fuesen de cartón-piedra (si tiráis una piedra al agua, por pequeña que sea y por mucha corriente que haya, irá al fondo, probadlo).
En cuanto a los actores, destacar la presencia de Grant Williams en el papel protagonista. Éste es el tío que se iba haciendo chiquitín en la gran película El increíble hombre menguante, de Jack Arnold.
Y precisamente Jack Arnold, uno de los maestros de la ciencia ficción de los años 50, con joyas como Llegó del más allá, La mujer y el monstruo y Tarántula (además de la antes citada) aparece en los créditos del guión.
Me gustaría hablar del cartel, ya que me parece uno de los mejores posters que he visto para una película. Sólo hay otro cartel que me guste tanto, el de La garra gigante (claro que, en ese caso, la película no está a la altura del cartel).

Conclusión
Pues es ésta una de mis películas favoritas de los años 50 en cuanto a ciencia ficción se refiere, junto a Ultimátum a la Tierra y a Planeta prohibido (mi favorita sin duda alguna).
Muy recomendable.



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