miércoles, 26 de octubre de 2011

Supersonic Man

Año: 1980
Título original: Supersonic Man
Director: Juan Piquer Simón
Intérpretes: Antonio Cantafora, Cameron Mitchell, José Luis Ayestarán, Diana Polakov, José María Caffarel, Frank Braña, Javier De Campos, Tito García

De qué va
¿Quién es Supersonic? Pues es un tío cachas con un traje rojo y una máscara azul que aparece cuando otro tío con bigote llamado Paul toca su reloj diciendo (al loro) “Que la fuerza de las galaxias sea conmigo”. Tiene superpoderes: vuela, levanta una apisonadora de cartón piedra (marca ACME) como si fuera de cartón piedra, convierte las pistolas de los malos en plátanos (habéis leído bien, ¡¡platanos!!) y puede hablar sin mover los labios. La repanocha, vamos.
Pero destripemos un poco el argumento.
En una nave espacial descansa (con el único atuendo de una máscara azul brillante y unos gayumbos a juego) Kronos, al que en la Tierra llamaremos Supersonic. Recibe, en su pantalla (también azul), el mensaje de un tío que le dice que tiene que ir a la Tierra porque hay un arma muy poderosa y tiene que ir a mirar (o algo así).
De repente se pone un traje, se levanta y aparece volando fuera de la nave (a ver, cuando digo “de repente”, quiero decir que en un momento está tumbado en gayumbos, un instante después está vestido con su traje rojo y otro momento después aparece volando fuera de la nave, sin transiciones ni nada, y es que, ya lo he dicho, este tío tiene superpoderes).
Ya en la Tierra vemos como unos soldados vestidos de negro y verde entran en una base y roban algo en una caja plateada (material radiactivo, nos dirán más adelante, pero carece de importancia, bien podrían habernos dicho que robaban guisantes). En esta operación también interviene un robot sin rodillas con menos movilidad que una estatua de Botero (andando le ganas), pero con muchos agujeritos de los que sale fuego, gas… También tiene dos misiles en la cabeza. Los soldados de verde y el robot son los esbirros del doctor Gulik, el malo de la película, una mezcla de Lex Luthor y doctor No con el doctor Doofenshmirtz.
Ya puestos, aprovechan la operación para secuestrar al doctor Morgan, que le necesitan para no se qué mandangas de construir un láser muy potente.
Pero el doctor Gulik es malo malísimo y para convencer al doctor Morgan de que le ayude en sus oscuros planes, planea secuestrar también a su hija, Patricia. Dos esbirros (hay una escena donde Gulik dice que sus subordinados disponen de todos los medios, pero el coche que llevan estos tíos debieron conseguirlo en algún saldo de Desguaces La Torre) persiguen a la chica, hasta que interviene Supersonic y la salva levantando la apisonadora ACME. En esta escena, el coche de los malos, al caer por una cuneta estalla sin tocar nada, ya sabemos, los superpoderes de este hombre. La chica al despertar (se ha desmayado no sabemos muy bien por qué) se encuentra con Paul.
Más adelante, hay una pelea en un bar, en donde Patricia ha quedado con alguien (no sé muy bien para qué). Al final de la pelea, los malos se la llevan y dejan aturdido a Paul, al que se llevan en un camión para tirarlo al mar (atención, atención, que el conductor del camión es, nada más y nada menos, que Quique Camoiras, haciendo de tartamudo). Paul se desata y lanza su llamada para que aparezca Supersonic que hace huir a Camoiras y compañía y hace desaparecer el camión.
También hay una escena en la que tiran al mar a Paul (sí, al final lo consiguen) y consigue decir su frase (Que la fuerza de las galaxias sea conmigo) desde el fondo del mar (insisto, los superpoderes) para convocar al superhéroe y darles una paliza a los malos y hacer estallar su barco.
Y así hasta que rescata a Patricia y a su padre y acaba con los malos.

Índice de cutrerío
Los efectos especiales consisten en maquetas (naves espaciales, helicópteros, bases secretas de los malos, casas…), los rayos que salen de las pistolas de los malos, al Supersonic volando (con una foto de Nueva York por detrás) y poco más. Ah, sí, explosiones. Aquí todo explota, el coche en el que van los esbirros, el barco de los malos, la base secreta, la nave de Gulik, el robot…
En cuanto a los actores, aparte de la aparición estelar de Quique Camoiras, también sale, como el doctor Morgan, el actor José María Caffarel, que es un actor con cara de abuelito entrañable que aparecía con un papel recurrente en Farmacia de guardia. En un pequeño papel, en la pelea del bar, podemos ver también a Marta Fernández Muro.En general, las actuaciones no son buenas, pero las de la pareja protagonista (Antonio Cantafora y Diana Polakov), son lamentables.
De vez en cuando aparece un borrachín con un perro (de nombre Salchicha) que actúan como alivio cómico.
En esta época estaba de moda, para que la película pareciese más internacional, que los actores se cambiasen el nombre. Así Antonio Cantafora aparece como Michael Coby, José Luis Ayestarán (que hace de Supersonic) es Richard Yesteran y José María Caffarel se llama John Caffarel. Esto no es exclusivo de los españoles, que también lo hacían los italianos (recordar que los nombres auténticos de Bud Spencer y Terence Hill son, respectivamente, Carlo Pedersoli y Mario Girotti).
Destacar la escena de la pelea en el bar. No he visto nunca una escena tan mal coreografiada como ésta, con cámaras lentas que no sabemos muy bien a cuento de qué vienen.
La música. Madre mía, qué cansina. Cada vez que el Supersonic se pone a volar, suena una tonadilla realmente insoportable (que dice algo así como ...I wanna be Supersonic Man...).
¿Guión? No hay.
Me gustaría destacar al director de todo este desastre, Juan Piquer Simón, que, aunque esta no sea su película más afortunada, sí tiene unos cuantos clásicos del fantástico español, a saber, Viaje al centro de la Tierra (1978), Slugs, muerte viscosa (1988) o La grieta (1990) entre otras.

Conclusión
Bueno, suelo ser bastante poco riguroso a la hora de valorar una película, ya que me gusta de todo, pero la verdad es que la película no hay por donde cogerla.
En algún sitio he visto que la comparaban con Superman. Bueno, también sale un tío vestido de rojo y azul que vuela y pega hostias como panes, pero cualquier coincidencia es pura casualidad.


1 comentario:

  1. la recuerdo de cuando era crio...la ponian de manera recurrente en el cutrecine que montaban los viernes en lo que el resto de la semana era el comedor...

    me acuerdo perfectamente de la musiquilla esa tan "agradable"...

    la foto del robot simplemente tremenda...yo creo que esta hecho con folios pintados

    lo bueno es que me he enterado de los verdaderos nombres de Bud Spencer y Terence Hill.

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