viernes, 7 de octubre de 2011

Mega tiburón contra el pulpo gigante

Año: 2009
Título original: Mega Shark vs. Giant Octopus
Director: Jack Perez
Intérpretes: Deborah Gibson, Vic Chao, Lorenzo Lamas, Sean Lawlor, Dean Kreyling, Stephen Blackehart, Dustin Harnish, Mark Hengst

De qué va
Los dos monstruos gigantes del título son descongelados debido a un accidente provocado por unas pruebas militares. Casualmente, la protagonista estaba en la zona metida en un batiscafo mirando ballenas.
Las dos bestias se dedican a destruir todo lo que hay en el mar (una plataforma petrolífera el pulpo y un 747 que agarra con los dientes ¡¡¡en pleno vuelo!!! el tiburón).
Tres científicos (la protagonista, su antiguo profesor de la universidad y un japonés) descubren que se trata de un megalodón (en wikipedia dice que podía llegar a medir unos 17.5 metros, pero aquí es un bicharraco capaz de partir un acorazado americano por la mitad de un solo mordisco). Del pulpo nada dicen (bueno, que es un pulpo, no un calamar, como dice la oceanógrafa protagonista).
El caso es que entran en juego los militares, que se llevan a los científicos para que acaben con ellos, aunque ellos van con la condición de que se capture vivos a los animalillos, que si son ejemplares únicos, que si es el mayor hallazgo de la historia… Se les ocurre que la mejor manera de cogerlos vivos es encerrándolos en sendas bahías. ¿Y cuáles eligen como las mejores para ello? Las dos menos pobladas de la Tierra, claro, la bahía de San Francisco y la bahía de Tokio. Para atraerles, al japonés y a la rubia protagonista se les ocurre, mientras echan un polvo, que la mejor manera es utilizar feromonas (supongo que, ya que son ejemplares únicos, conseguir sus feromonas está chupado) para atraerlos. Y parece que funciona, pero cuando ya casi los tienen, los militares, comandados por Lorenzo Lamas (sí, sí, el de Falcon Crest), entran pegando tiros y los animalicos escapan.
Finalmente, deducen que la mejor manera de acabar con ellos (aquí ya se les ha olvidado que querían capturarlos vivos) es hacer que se enfrenten entre sí, ya que las balas, los cañonazos y demás no les hacen daño. Y lo que propone Lorenzo de lanzarles bombas nucleares (hala, a lo bestia) no gusta a los científicos. Total, que con las feromonas que habían sobrado de antes, hacen que los bichos se encuentren (después de que el pulpo juegue un rato a los bolos con una flota de submarinos) y se peguen entre ellos.  Al final, no se sabe muy bien por qué, mueren los dos. El japonés se queda con la rubia y comieron perdices.

Índice de cutrerío
Los efectos especiales los ha hecho un tío con un Spectrum, de los que iban con casete, no de aquellos otros modernos con diskette. Nunca se ve claramente a ninguno de los dos monstruos, excepto cuando están en el agua y parece lo que sobro de las pruebas que hicieron cuando estaban preparando El espantatiburones (pero en pobre). Las escenas donde sale el batiscafo de la rubia desde fuera es siempre la misma. Y el interior de los submarinos lo diseñó alguien que nunca ha visto uno por dentro… Bueno, tampoco ha visto La caza del Octubre Rojo o Marea roja... Ni ha leído un libro sobre submarinos… Creo que una vez vio un dibujo de uno… Pero por fuera.
Los militares visten siempre igual, sean americanos o japoneses y siempre, siempre, de día o de noche, en la calle o dentro de un edificio, llevan gafas de sol. Además de que la ropa parece que les queda grande.
En cuanto a los actores, bueno, el japonés es simpático, la rubia está buena y Lorenzo Lamas… bueno… es Lorenzo Lamas (como el de Falcon Crest pero en viejo).

Conclusión
Yo me he divertido, pero a mí este tipo de cutreces me gustan. Si te gustó Tiburón, esta no te va a gustar. Si disfrutaste con Godzilla, esta no te va a gustar. Si eres un tío raro como yo, pasarás un rato divertido. Nada más.


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